La revolución anarkista se aproxima. Tiembla Adidas.
Que si el islam, que si la CIA, que si agitadores y gamberros, que si listos que se que si la abuela fuma y se traga el humo.
La segunda revolución digital del mundo, la primera de un tamaño tal que nos tiene al planeta entero con los ojos como platos, tiene sólo dos patas. Y no se cae.
El paro de la juventud egipcia es de las proporciones de la española, pero las circunstancias de ambas juventudes no tienen nada que ver: el joven egipcio no puede pasar por casa a pedir a mamá diez Euros para el botellón del finde, entre otras cosas porque si la mamá egipcia le da diez a uno tiene que darle otro tanto a sus otros seis hijos y no hay. “…sal a buscártelos por ahí” frente a “…toma, pero no se lo digas a tu padre”. La primera respuesta genera músculo, la segunda michelín.
Una masa crítica de descontento en circulación no es suficiente para parir la revolución. Hace falta además que los descontentos sean consciente de que no están solos. Los grandes mítines han servido para envalentonar a los integrantes de los grupos políticos desde hace mucho y desde hace mucho los organizadores de dichos grupos han acabado traicionando a sus patrocinadores: la mierda, que flota y con gusto, entre otras mierdas.
Esta es la primera vez que un país de gran tamaño es movilizado por unas pocas voces anónimas que se atreven a gritar sencillamente “¡El rey está desnudo!” porque esas voces tenían acceso y sabían utilizar el gigáfono en que se ha convertido Internet.
Los egipcios nos están demostrando que todos tenemos un cerebro autónomo y que podemos utilizarlo para decidir por nosotros mismos y en base a los hechos y no a las promesas de ningún líder, si bajamos a la plaza o no.
Los egipcios nos están demostrado también que la única vía para cambiar las cosas es la pacífica y que la violencia sólo interesa a los opresores, excusándose en ella para que nada cambie.
Los egipcios nos están demostrando también que la venganza, aunque hayan matado a 300 inermes de los tuyos, no sirve: sólo la esperanza de un futuro mejor mueve montañas.
Los egipcios nos están demostrando que la solidaridad, apoyada sobre el convencimiento individual que se puede obtener sólo cuando tienes acceso a toda la información, es la única defensa de los pueblos frente al poder del dinero.
Los egipcios nos están demostrando lo débil que es realmente un mafioso que sólo cuenta con el apoyo de su banda de sicarios frente a la firme determinación de todo un pueblo.
Los egipcios en definitiva, nos están mostrando el camino que tendremos que tomar los españoles cuando de verdad nos hartemos de tragar tanta mierda blisterizada.
Esperemos que sepan mantener la calma y no veamos un baño de sangre.
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