Ciudades importunadas,
donde la savia es el fluir del comercio…
La juventud indolente, impaciente espera
en el trampolín del destino
para excluirse lanzándose
al frenesí del mejor de los abismos.
Mientras los que sobrevivimos,
morimos de aburrimiento
o decaemos ahogados
por el fin de las ilusiones,
descreídos y sabios
sabemos amar esa chispa
de esos ciertos momentos
cuando se nos en juvenecen los ojos:
cuando arden las calles
o los lechos de sudores ajenos se mojan.
¡Como deseamos esos momentos
donde nuestro cuerpo es reapropiado
por el amor del otro!
¡Qué bonito ser digno de ser colectivizados!
Donde siendo el yo somos el nosotros.
Donde somos nosotros siento el tú y el yo.
¡Como deseamos que el mundo sea nuestro
y quepa en una mano
para no necesitar nada más!
Cuando nuestro deseo está perdido
y volvemos al cotidiano envejecer,
vemos a los jóvenes subidos a nuestros propios abismos.
Recordamos a los que se fueros,
cuando en realidad todos nos hemos ido,
cuando a todos nos han vencido.
Hay varios versos trillados y demasiados adjetivos. Ademàs es cursi. Definitivamente escribir "bonito" no es sinonimo de arte.
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