1
Es una delicia la amargura
de tu fruto,
una y otra vez
ese olor que evoca
a una aventura delirante.
De la añoranza
se revuelve
a la alegría,
feliz mi boca saborea.
2
Paladeando los recuerdos
de los senos mientras enlazada
te empapabas sobre el cuenco
de mi mano que te acariciaba.
El penetrante olor a almizcle
era el vestido que te envolvía
y una cicatriz de quemadura
excitaba mis labios, mientras
nuestros ojos nos comían.
Del mutuo deseo,
nacía el lago
donde las pasiones
eran profundas cascadas
y tras los hechizos
las sordas palabras
de las sonrisas
dormían nuestras lágrimas.
(Continuará...)
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