MI SELECCIÓN


Mi selección 

Tienen el partido en contra. Tienen mucho que perder y muy poco que ganar. Sin embargo, están luchando con más coraje y, por qué no decirlo como ellos lo dicen, con más cojones que nadie en este país.

Cuando muchos dan el partido por perdido, ellos han decidido pelearlo hasta el último minuto. Cuando al resto del país se nos encoje el corazón en un puño como el otro día con la selección, ellos sueltan el puño para golpear con corazón y están consiguiendo que a algunos se nos libere el nuestro de ese encogimiento que no es más que miedo y resignación. Cuando el país asiste parado y quieto al robo del partido, ellos se han lanzado al ataque. A cañonazo limpio, si hace falta. Y cuando la defensa contraria se cierra en banda y quiere echar el cerrojazo, parece que el cañonazo es la única vía.

Nos hacen creer que es insuperable esta defensa a la alemana que nos entiende menos que Angela Merkel. Por eso es tan necesario un equipo como éste que responde con que no le tiene miedo ni a los golpes ni a las patadas. Y qué queréis que os diga, si te pegan, entiendo que hay que devolver el golpe, que hay que contratacar a golpes. Todos preferiríamos que no tuviese que ser así. Pero si no puede ser por las buenas, de algún modo habrá que romper el cerco si queremos que nos dejen de meter goles, si queremos que nos dejen de fusilar a cañonazos.
Ellos son los primeros que han comprendido que eso es exactamente lo que está ocurriendo: que nos están atacando. Por eso han puesto barricadas para defenderse. Todos deberíamos hacerlo, en las puertas de nuestras casas, de nuestros barrios, de nuestros trabajos. Todos deberíamos comprender, como han hecho ellos, que esto no es un juego, es más una guerra y lo que se está jugando es nuestro futuro. Por eso luchan como si les fuera la vida en ello. Les va la vida en ello. Nos va a todos la vida en ello. Y su lucha es una inspiración. Siempre lo ha sido. Siempre han sido los más peleones porque les ha tocado vivir la pelea más dura y por eso, tienen más agallas y aguante que la mayoría de nosotros. Y no piden mucho, no piden grandes primas. Sólo piden que se les dé lo que se les prometió, lo que Europa acordó que les corresponde y España ha malgastado en otros menesteres. No luchan por un pasado glorioso sino por un presente decente y por un nuevo futuro en ese campo o en otros campos. Como cualquiera de nosotros.

Teníamos el corazón encogido viendo a la selección de fútbol. Volvimos a sentir los mismos miedos de siempre. El miedo de volvernos derrotados, sin nada, humillados. El miedo que se ha adueñado de nuestras casas como un huésped que no paga. Por eso es tan necesario este equipo que enfrenta al miedo con un tiqui taca de pico y pala y barricada que es para quitarse el sombrero.

Yo no creo que tenga el valor que tienen ellos para hacer lo mismo, quizá por eso me admira aún más su ejemplo y más lo aplaudo. Hay una selección de la que sentirse orgullosos y admirados. Yo ya la siento como mi selección. Debería ser la de todos nosotros porque están luchando no sólo por ellos sino porque se respete lo que es de todos, nuestros derechos, los compromisos, los acuerdos, la palabra dada, lo que se ganó con años de lucha como la suya. Son la selección de la que deberíamos estar más orgullosos. La selección de los mineros.

Por Javier Gallego para Carne Cruda Todos los días de 14 a 15h en Radio 3 Radio nacional de España 93.2 FM

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